de sonido luminoso.
En la noche del silencio
sales cual estrella a refulgir
en la complejidad tu esencia.
De la curva esa silueta salta
a la catedral interna de tu alma
ecos entonados de modos alegres
o modos tenebrosos, intensos, infieles
agudos, amorosos.
Cual flecha tu arco
sopla al viento y rasga el camino
o pasa como un río cadencioso
creando calderones de sentido.
Gran tormenta hacia tus cuerdas
caen los rayos sobre ellas
dejan su huella en el canto
ahuyentando a las bestias.
Una mano la lleva, un hombro te sostiene
un mentón te sujeta.
Pero un cuerpo si te comprende
otro universo crea.
Buena, Sofía, veo que estás perfeccionando tu forma de hacer poesía. Un abrazo, Carlos.
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