de sonido luminoso.
En la noche del silencio
sales cual estrella a refulgir
en la complejidad tu esencia.
De la curva esa silueta salta
a la catedral interna de tu alma
ecos entonados de modos alegres
o modos tenebrosos, intensos, infieles
agudos, amorosos.
Cual flecha tu arco
sopla al viento y rasga el camino
o pasa como un río cadencioso
creando calderones de sentido.
Gran tormenta hacia tus cuerdas
caen los rayos sobre ellas
dejan su huella en el canto
ahuyentando a las bestias.
Una mano la lleva, un hombro te sostiene
un mentón te sujeta.
Pero un cuerpo si te comprende
otro universo crea.