Ratón amaestrado
a la vez flecha sinuosa,
paciente e irrespetuosa.
Con tal gallardía
navegas punzando prodigios,
portentos, antiportentos,
desilusiones,
amores o desamores,
tedios infinitos.
Te crees puntero,
metralleta o espada láser,
lápiz o goma,
varita mágica, lupa
serpiente o estrella.
Así vestido tu cuerpo virtual
por ciber-maravillas,
quién diría que tu dios
no es sino un par de dedos delante de una mano.